Número 4, Abril del 2002
EL PESO DE LA COHERENCIA
Estimados Amigos:
Desde su Constitución, sus símbolos, sus declaraciones públicas y su historia, la Argentina, como otros países, se ha considerado cristiana. Esto implica una pretensión de entroncar con la fecunda línea que se abriese hace más de tres mil años, con el nacimiento de la religión hebraica, pasando luego por la entronización de los Diez Mandamientos, más tarde por la consagración de los principios veterotestamentarios, y la posterior incorporación del mensaje de Cristo y sus seguidores. Es decir, no se trata de una proclama baladí, como la de adhesión a un club de fútbol o la preferencia de un color sobre otro. Tampoco es la aseveración de un dato externo, impuesto por las circunstancias, como la ubicación geográfica o el clima. Por el contrario, la protesta religiosa presume una base voluntaria, una meditada y adulta adopción de una alternativa entre varias.
La elección de la vertiente judeo-cristiana, sin embargo, no puede concebirse, si es real y sincera, divorciada de una cosmovisión peculiar, de un esquema de valores estricto, donde hay reglas que cumplir y bienes que, necesariamente, están por encima de otros. Por ejemplo, en un país que se dice cristiano, el dinero no puede estar por encima de la vida o la salud. En un país donde se libran tiroteos todos los días en la vía pública, causando infinidad de heridas y de muertes, para rescatar sumas robadas (a veces, para colmo, escasísimas, pero eso es irrelevante) o automóviles, o la cosa que fuere, el Dios no parece ser el de Moisés y de Jesús, sino una forma tortuosa del viejo becerro (ni siquiera de oro, porque el oro ya se lo han llevado).
Un país que se proclame cristiano no puede tener a sus personas mayores en la más lamentable de las indigencias, porque no respeta a sus padres ni a sus madres, y mucho menos los honra. No puede enflaquecer hasta el extremo los recursos destinados a la salud pública, ni mirar hacia el costado cuando miles o millones de seres padecen hambre y miseria, porque eso no es amar al otro como a uno mismo (especialmente, cuando ese "uno mismo" son quienes gobiernan, y viven fastuosamente, sin vergüenza alguna). No puede dejar de ayudar a las madres pobres y a las mujeres embarazadas en riesgo por su situación socio-económica, porque eso es, indirecta pero flagrantemente, matar. Y los judeo-cristianos no deben matar.
Toda la teoría que basa la lucha por los derechos existenciales en el mundo de cultura europea, es judeo-cristiana (sin menoscabo de las importantísimas vertientes budistas, musulmanas, sintoístas, etc., que nos son más ajenas, a pesar de su interés innegable). Hoy, la hipocresía, la falacia, el fariseísmo en que se desenvuelven algunas sociedades autoproclamadas judeo-cristianas, nos pone a menudo a los que nos ocupamos en estos temas en un brete, y no pocas veces nos lleva a trabajar fuera de la realidad, como en un limbo, moviéndonos con abstracciones y escenarios hipotéticos. Hoy, mis amigos, tengo que dar una clase sobre trasplantes, y en mi país, que es uno de los más extensos del mundo, no hay un mísero avión para transportar los órganos de un lado al otro, en tanto que el presidente tiene dos aeronaves, una de los cuales es tristemente célebre por su lujo principesco. ¿Qué hago? ¿Explico el tema como si nada? ¿O empiezo por compartir mi dolor, mi desazón y mi bronca con mis alumnos?
PERSONA es una revista libre y abierta (no a los nazis, por cierto), donde han escrito ya, en sólo cuatro números, católicos, judíos, musulmanes, testigos de Jehová, protestantes, espiritistas y ateos. No es poca cosa, y nos honra, y ojalá pronto contemos con más diversidad todavía, porque ese mosaico nos encanta y vivifica. También nuestros calificados y queridos lectores, que dicho sea de paso ya superan los 1.500, en una docena de países, son absolutamente dispares y no nos resultan relevantes sus creencias. Pero estoy convencido de que todos, incluso los ateos (especialmente ellos), compartimos la íntima fe en un mismo Dios. Por eso, permítanme elevarle a ese Dios común una breve plegaria, en la que espero que también coincidamos:
¡De la hipocresía, líbranos, Señor!
Cordialmente,
Ricardo D. Rabinovich-Berkman
ARTÍCULOS (Haga click en el título para ver el texto respectivo, luego use la flecha para regresar)
*SITUACIONES BIOÉTICAS EN MEDICINA CRÍTICA, por Guido Sosa Zurita
PERSONA no es una revista de juristas ni sólo para juristas. Es, sí, una publicación cuya temática gira alrededor de los derechos básicos del ser humano, y la problemática de su desarrollo existencial, su autoconstrucción en el medio social. Decididamente, esta Dirección sustenta un concepto amplio e integrador de lo que el Derecho es, y no una escuálida idea normativa y legalista. Por eso, ya hemos tenido la satisfacción de recibir en este modesto espacio a un economista, a una licenciada en educación, a varios estudiantes, y hoy nuestro placer es enorme, porque damos la bienvenida a un miembro de la excelsa profesión de Hipócrates. Y a uno muy distinguido, sin dudas, ya que Guido Sosa Zurita, de Quito, Ecuador (otro motivo más de alegría), es un médico intensivista muy experimentado, que ha cursado estudios en las universidades estadounidenses de Harvard y de Tuffs, y ha recibido entrenamiento especializado en el Hospital de Vermont y en el Massachusetts General Hospital, ambos de norteamérica. Hacemos votos por que la presencia de los galenos en estas páginas no sea esporádica, sino permanente, y que la concisa y jugosa colaboración del Dr. Sosa Zurita marque el inicio de una tradición interdisciplinaria.
* ¿RESPETÓ ROSAS LOS DERECHOS EXISTENCIALES?, por Sandro Olaza Pallero
Dos son los trabajos de índole histórica que gratifican nuestras páginas en este número. Sin dudas, se trata de una óptica de enorme importancia para el abordaje de cualquier tema social, como lo son, más temprano o más tarde, todos los que integran la problemática de los derechos básicos del humano. Sandro Olaza es un joven e inteligente docente (UBA) e investigador en el terreno de la Historia jurídica. Sus trabajos suelen abordar aspectos de los gobiernos y los gobernantes federales de la Argentina previa a la así llamada Organización Nacional (1860). Nunca ha dudado en confesar su simpatía por los caudillos del período, y en especial por Quiroga y Rosas, pero al mismo tiempo es férreo en su intención de mantener una actitud científica y objetiva, y no dejarse llevar por sus afectos, sino por la interpretación crítica de las evidencias. Por cierto, éste es un artículo interesante, claro y abierto a la polémica. El tema, desde la incisiva pregunta que va de título, es ya una invitación a leerlo.
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EL
FALSO NOMBRE, por
Rodolfo Sebastián Zotto
Sebastián Zotto, distinguido estudiante avanzado de Derecho (UBA), Ayudante Alumno de Elementos de Derecho Civil y Webmaster de la prestigiosa editorial jurídica Astrea, aborda con sencillez y profundidad científica, en esta investigación que nos congratulamos de publicar, la interesantísima temática del seudónimo, cuestión de tantas aristas y que pone al descubierto tantas otras problemáticas conexas (como, por ejemplo, la que Sebastián empieza por arrojar sobre la mesa: que nuestro nombre integra un proyecto ajeno), y sin embargo bastante poco tratada. Vean este tipo de trabajos quienes, secos de pesimismo y desesperanza, se hunden en la queja estéril con respecto a la generación joven, y son ciegos a lo mucho que algunos de sus miembros prometen.
LIBROS
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ARTE, CINE, ESPECTÁCULOS
Lo mató el miedo a la libertad, por Fernando M. Casais-Zelis (Derecho, UBA)
Esta vez Fernando fue al teatro, a ver una obra sobre el eterno tema de Jekyll y Hyde. Pero su interpretación asombra, aún para los que ya estamos acostumbrados a sus enfoques atípicos, porque encara al enigmático personaje de Stevenson desde la óptica del gran Fromm. Y lo hace de un modo muy jugoso, por cierto...
IUSHUMORISMO
Porque no todo es tan serio...
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